Quién lo iba a decir, ¡pasamos de cuartos!
Reconozco que yo era uno de los que no se motivaban con la selección española, decepcionado de tantos años de fracasos y de tantas veces que la prensa nos vendió que éramos claros favoritos.
Sin embargo he vivido la semifinal y la final como si de un partido del Granada CF (único y verdadero equipo del corazón) se tratase.
Ha sido algo más que una victoria. Por una vez se puede decir que toda España (salvo algún idiota, porque no se puede ser más tonto y cerril , que quería que ganasen Rusia o Turquía por aquello de los nacionalismos rancios, catetos y excluyentes) ha estado con la selección.
Hemos estado todos a una y eso, estando como están las cosas, ya es algo importante.
Lo mejor, para mí, el poder ver en familia el partido, con mi padre sudando de los nervios y con mi madre animando a destiempo, como no podía ser de otra forma.
Quizás en Buenos Aires habría seguido los partidos de otra forma, quizás en casa, quizás en algún centro español o quién sabe dónde, habría sido una experiencia distinta pero finalmente lo he visto en Granada, aprovechando estos pocos días que me he dado de vacaciones.
Ahora toca volver a Buenos Aires y jugar algún partido del Torneo Inter-posgrados enfundado con "la roja".
Fuera complejos. ¡¡¡España campeón!!!
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